El año pasado fue uno de lecturas pobres. La vida decidió pasar en otro lugar que no eran los libros. Eso no quiere decir que no encontrara cosas que valieran la pena este año, al contrario. Fue un año de libros que marcaron y dejaron huella.
El mejor libro que leí en el año fue Siete años de Peter Stamm. Es una novela devastadora, en todos los sentidos, sobre el poder que tienen sobre nosotros las personas que nos aman. Leí la novela dos veces, primero en inglés y luego en español. Me inclino ligeramente por la traducción al inglés. En cualquier caso, la prosa tiene una potencia tan arrolladora que causa un poco de miedo. Pasa un poco lo mismo con Wittgensein’s Mistress de David Markson, cuyo fraseo es envidiable. Machine Man, de Max Barry, una extraña reflexión sobre lo que nos hace humanos y a dónde llegamos para mejorar, fue un buen cierre del año. Este fue el año también de The Pale King de David Foster Wallace y de Constatación brutal del presente de Javier Avilés, una de esas pocas novelas que no pierde nada en una relectura (o quizá nunca se termine de leer).
The Barnum Museum de Steven Millhauser me azoró y me impresionó y me dejó sin habla. Todavía no me repongo. Magic for Beginners de Kelly Link me dejó tan buen sabor de boca que tradujimos un cuento suyo para esta revista. Tampoco puedo decir suficientes cosas buenas de The Collected Stories of Lydia Davis. La Breve Antología de Relatos Porno, editada por Tres Perros y Shandy es un rarísimo caso de que las antologías de cuentos pueden ser buenísimas. Sólo hace falta un buen editor y carne dispuesta. Es un libro raro, de colección, pero deberían de conseguirlo si pueden.
También leí ensayos muy buenos, incluyendo Into the Forbidden Zone de Vollmann, Vanishing Point de Ander Monson, What Ever Happened to Modernism de Gabriel Josipovici y Filosofía Zombi de Jorge Fernández Gonzalo. El peor libro que leí en el año, La Fábrica del Lenguaje, de Pablo Raphael, también pasa por ensayo. Si lo leen, luego no vengan a quejarse acá.
En poesía tengo que recomendar ampliamente Seeing Stars de Simon Armitage. Es el primer libro que leo completo en el iPhone. El hacedor (de Borges). Remake de Agustín Fernández Mallo es un género aparte. Lo leí y disfruté tanto. Gracias. Lo mejor, sin embargo, nunca son los libros leídos sino la promesa de los libros por leer. Les deseo felices y mejores lecturas en 2012.
nació en la Ciudad de México en 1979.
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