1.
Leo con una mezcla de estupor y congoja los datos de los que informa la editorial independiente española Irreverentes en su página web –aquí-. Según se nos dice, la editorial recibió el pasado año 2010 ochocientos manuscritos para su consideración. En el primer trimestre del siguiente año, el corriente (2011), ya habían recibido trescientos nuevos manuscritos, con lo que suponían la cifra registrada en el año anterior iba a aumentar de manera exponencial.
Piénsenlo, ochocientos manuscritos son muchos manuscritos. Y es que, además, no hablamos de una poesía, un relato corto o micronarrativas, estamos hablando de novelas, e imaginemos que pueden tener doscientas páginas de media cada una de ellas.
De ser así, entendemos que a la editorial Irreverentes la inundaron el pasado año 2010 con 160.000 páginas escritas por escritores en lengua castellana (no sabemos, claro, si en papel o vía mail).
Entendemos, empero, que no es que resulte imposible dar trámite a 160.000 páginas, siquiera tomarlas en consideración, el balance nos daría 438,35 atendidas por día. En fin, sé que hay lectores diligentes y hasta rápidos, pero 18,2 páginas por hora, sin dormir, comer, ni ocuparse de ninguna otra actividad… bueno, es una barbaridad, qué duda cabe.
Además, no es la única -la editorial Irreverentes– que practica esta política de no recepción de manuscritos no solicitados. La editorial Talentura –aquí-, El Acantilado –aquí– o Pre-Textos –aquí– (entre muchas otras), tampoco aceptan manuscritos, por las mismas razones mencionadas.
2.
En eso estaba pensando mientras me entero del seminario de un día que han puesto en marcha desde la revista holandesa Versal –aquí-, en colaboración con la librería de Amsterdam The English Bookshop –aquí-.
Así lo anuncian:
Es decir, que la revista literaria holandesa Versal ayuda(rá) a lanzar más textos al viento de las casillas de correo de los editores de los que ya circulan por el mundo hoy. Editores y autores publicados van a dedicarse a dar consejos a los autores noveles para que estos sean capaces de realizar de la mejor manera posible sus envíos a revistas literarias.
Me encanta el detalle de pedirles a los escritores emergentes que se traigan de casa la comida, ¿no les parece una bella (aunque peripatética) metáfora del escritor actual?
es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.
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