La editorial Marvel lo sabía: el nuevo milenio había llegado y el inesperadísimo éxito de la adaptación cinematográfica de los X-Men llevada a cabo por Bryan Singer, obligaba no sólo a que las películas Marvel iniciaran su recorrido como auténticos blockbusters, sino a que los tebeos iniciarán su nueva andadura para nuevos lectores. Todo este relanzamiento comercial implicó también un replanteamiento creativo muy sugerente: todos los autores escogidos venían del tebeo independiente y no dudaron en implantar su sello personal, con resultados desiguales. Sin embargo, The Ultimates (la actualización de Los Vengadores) de Mark Millar y Bryan Hitch tiene una característica que no tienen los otros títulos de la colección. Para empezar se trata de dos arcos divididos en dos volúmenes, titulados como si fuesen películas cinematográficas con nomenclatura (1&2) incluida, y el equipo creativo, uno de los más duraderos junto al tándem Brian Michael Bendis-Mark Bagley en Ultimate Spider-Man. Sin embargo, The Ultimates 3, ya bajo el mando de Jeph Loeb (conocido por sus trabajos en DC y la serie Heroes) y los dibujos de Joe Madureira marca el distanciamiento de Millar de la línea Ultimate, casi definitivo.
Millarium
Mark Millar (1969, Glasgow) es uno de los guionistas más exitosos de la actualidad, con una de las carreras más heterodoxas dentro del mainstream tebeístico. Sus orígenes guardan muchísima relación con los nuevos guionistas ingleses surgidos tras el boom British en los años noventa: Grant Morrison y Warren Ellis. Con el primero coescribió buena parte de los números de Flash y Superman en los que trabajó, y con el segundo, ya ensayó lo que llevaría completamente a su antojo en The Ultimates: los héroes creados por Ellis bajo el nombre de The Authority ya contienen toda la ironía que Millar llevaría a una gran editorial como la Marvel. Sin embargo, el guionista sabía que había una diferencia entre The Authority y The Ultimates: cada una funcionaba con unos mecanismos distintos. En su etapa en The Authority los grandes gobernantes se veían asolados por una destrucción masiva y el supergrupo terminaba convenciendo al responsable de esta destrucción de que lo dejara pasar y se uniese a ellos. En The Ultimates, el renovado Nick Furia mantiene una estrecha amistad con Bush y los villanos son de Oriente Próximo, Rusia, entre otros. El salto de la sátira abierta, a la mucho más sugerente ironía subterránea ha levantado no pocas ampollas entre sus detractores, que señalan a Millar como un patriota. Y todo esto antes de Civil War, la obra más incómoda revestida de gran acontecimiento, de su autor.
Superhéroes de alquiler
La línea Ultimate fue un éxito tras el fracaso de Heroes Reborn en 1996-97, en el que Marvel fichó nuevamente a los personajes más influeyentes de la década pasada (en este caso, los dibujantes de Image, Jim Lee y Rob Liefeld) para asegurar un éxito de ventas. Sin embargo ni Liefeld o Lee prosperaron más allá de su trabajo, ni el pretendido relanzamiento funcionó. La crisis de ideas de Marvel en la década de los noventa no fue un impedimento para el nacimiento de Heroes For Hire, una inteligentísima serie que tenía un carácter crepuscular absolutamente consciente.
El concepto era muy sencillo y nació en 1978, cuando se unió a Luke Cage (Powerman) y Puño de Hierro: unos detectives privados con superpoderes, en su definición más clara, o sea, unos mercenarios. Los héroes escogidos no eran baladí: ambos son producto de la década de los setenta y del éxito de las cintas de blaxploitation (Cage) y de Bruce Lee (Iron Fist es un término que aparece en Fist Of Fury, clásica película de Lee). Como consecuencia de la aparición de Heroes Reborn, renacieron los Heroes for Hire y añadieron a sus dos líderes otros superhéroes: She-Hulk, el otro Ant-Man, Tigre Blanco, la Antorcha Humana original (o sea, un androide) e incluso Deadpool. Dicho de otro modo: Heroes For Hire era la serie que reunía a todos los superhéroes no solo impopulares, sino con un espíritu genuinamente exploit. Y la serie fue consciente de su carácter de final de década: duró diecinueve números en los que la acción y la inmoralidad de sus protagonistas contrastaba con el concepto melodramático o a veces insustancial instalado en los grupos célebres y míticos de superhéroes. [1. Tras el éxito de Civil War, la macrosaga de Mark Millar, los Heroes for Hire se han visto resucitados, ahora con nuevos miembros y un espíritu continuista.]
Resulta importante entender a los cínicos, amorales y muy violentos Héroes de Alquiler para comprender el nacimiento del Ultimate, que convierte al superhéroe no sólo en alguien que esquiva los preceptos de nobleza y altruismo, sino directamente en una estrella del rock.
La llegada de Hitch
El dibujo hiperrealista de Bryan Hitch es el culpable de la atmósfera tan lograda de los Ultimates, en algunos casos premonitorios: la destrucción de Hulk de Manhattan supuso una alegoría no planeada sobre el 11 de Septiembre, porque estaba ya en el storyboard anterior a su publicación (Marzo de 2002). Hitch cumplió una de las normas de Millar: que sus nuevos superhéroes parecieran estrellas de cine. Nick Furia pasó a ser Samuel L. Jackson, Iron Man era prácticamente un émulo de Johnny Depp y Steve Buscemi era el ideal para representar a este nuevo y freudiano Bruce Banner. Millar también convirtió a los superhéroes en nostálgicos de la segunda guerra mundial y en maltratadores: no sólo tenían una coartada científica (ni siquiera hay algo asombroso en sus superpoderes sino que son personas genéticamente modificadas), sino que se ajustaban perfectamente a una sociedad mediática y a una realidad inmediata que exigía que los héroes ya no fueran más que mercenarios que trabajan para organizaciones, con la mejor forma de moralismo posible: la narración amoral, carente de subrayados. Así mientras el lector ávido de acción podía encontrarse con la espectacular puesta en escena de Hitch, que planeó sus ilustraciones como si se tratara de una película, Millar trazaba su interesantísimo discurso: tras la perversión de los iconos pop más importantes de los últimos cuarenta años no hay ni una sátira exacta ni una estrategia (meramente) comercial, sino una revisión cruel de la mitología constituyente de los iconos, adaptada a una sociedad basada casi exclusivamente en la imagen. En el fondo, el diagnóstico de Millar es tan pesimista como inteligente: para la supervivencia de los viejos mitos, no hay lugar para la nostalgia sino la inversión de la dialéctica. Si un tebeo de SH normal y corriente haría alguna que otra referencia al Vogue, Millar prefiere, directamente, escribir el Vogue con Superhéroes. En esta misma decisión, está toda su conciencia y fina ironía.
The Ultimates 2 o la muerte de la ironía de los demás
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La idea de la disidencia es algo que nos produce intrínsecamente alergia. Mark Millar se apuntó a ella con The Ultimates 2 dividida en dos partes: la primera, un juicio a Hulk que pone de relieve la actitud de los gobiernos que da la espalda a sus errores. Nick Furia y los Ultimates no dudan en renegar de Hulk, a pesar de ser culpables en gran parte de la destrucción ocurrida en Manhattan durante el volumen anterior. La segunda parte es, quizá, la más polémica: la Coalición antiamericana decide crear su propio supergrupo. El líder de esta, es un soldado árabe que busca vengarse de las atrocidades cometidas por el grupo durante sus intervenciones en territorio enemigo. El duelo entre un Capitán América que representa al Pasado y su Némesis (que, como no podía ser de otra forma, representa el presente) ya está servido, y a pesar de su desenlace (la muerte de la Némesis) no esquiva una desoladora conclusión, muy similar a la planteada por Clint Eastwood en Sudden Impact, su cuarta entrega de Harry Callahan. ¿Y si, el protagonista descubriera que su rival es en realidad un espejo de sus acciones, o peor, una consecuencia directa? El final de los Ultimates 2 (más allá de la subtrama de Thor, reconvertido en ecologista sospechoso de ser esquizofrénico por sus tendencias grandilocuentes propias de un Dios nórdico) es la toma de conciencia definitiva del Capitán América respecto al mundo actual y también un perfecto brochazo final para la saga. Pero Millar tiene reservada una pirueta para evitar este final: la conversión del Capitán América en el líder de los Ultimates, que podría ser la historia que pretende Millar: el nacimiento de Los Ultimates, ejemplificado en la trayectoria de su líder.
nació en 1988. Estudió periodismo y ha publicado Padres Ausentes (Alpha Decay, 2011). Escribe en El rincón de Alvy Singer.
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