Nuevas revistas literarias, pero con carácter añejo

1.

Michael Ray, editor de Zoetrope aquí– (la mítica revista literaria fundada por Coppola) desde el año 2001, mantenía hace unos días una entrevista –aquí– con  Scottie F. Gerald -co-autor de Seven at the sevens: a collection of seven-word stories, memoirs and poems (WritersAnonymous.org, 2011)- y Becky Tuch, editora fundadora de la revista the Review Review.

En la charla, decía Michael Ray hay algo bastante evidente, sencillo y obvio, pero que, no obstante, no estaría de más mencionar.

Dice Ray que: «the fundamental utility of writing is communication, not style; and it’s in their clarity that [the] work is most beautiful»

2.

Y es que sucede que cuando se escribe a mano, en un diario, por ejemplo, el escritor está obligado a pensar la escritura al nivel de la frase, a lo sumo toma en perspectiva el horizonte del párrafo. Cuando se escribía -todavía- con máquinas de escribir el resultado era similar. El futuro no abarca(ba) entonces más de dos o tres líneas.

Hoy, sin embargo, debido al procesador de textos, los escritos literarios se piensan al nivel del conjunto, se trata pues más de ir sumando párrafos  y no tanto  de que estos se engarzen, sino de que se vayan superponiendo, al modo de una estructura semántica de acumulación de sentidos, y no se trabaja así buscando la creación de un campo semántico que se amplie y consiga resonancias entre sí.

La consecuencia de esto es, a mi entender, que la forma (por defecto) ha venido a dominar el contenido, oriéntadose la narración con la guía de un estilo empobrecido, deliberadamente neutro y que sirve sencillamente como facilitador (o engrase) de las diferentes secuencias que se van hacinando -de manera insalubre- una al lado de la otra.

Por ello, muchos críticos hablan de una escritura al «modo cinematográfico» y otros de una narrativa que «parece una mala traducción».

Si la escritura manual (y la de la máquina de escribir) obligaban al  escritor a trabajar al modo de los ladrillos que paciéntemente se van juntando uno al lado del otro, y para los que hay que preparar el cemento (la carne de la historia) que los une indisolublemente, el procesador de texto ha proveído al escritor con las habilidades más favorables como para que éste se concentre exclusivamente  en ir avanzando y, por ello, tienda a recurrir a un léxico y una sintaxis que no entorpezcan el avance y le obliguen a (re)pensar la frase.

Una consecuencia colateral, además, suele ser que el escritor tiende a olvidarse de volver hacia atrás para ir corrigiendo lo escrito y así cuando pone el punto final, impelido por la velocidad de crucero con la que ha venido escribiendo el texto,  sigue corriendo y entrega con rápidez el manuscrito a su editor.

3.

Se podría decir, pues, que al nacimiento de la revista argentina  En ciernes (Epistolarias)aquí– contribuyen las dos ideas que acabamos de expresar previamente: el gusto por la escritura más artesanal, la epistolar y un énfasis en el contenido de lo escrito, sin huir de la evidencia de que hoy no podemos sino escribir con procesadores de texto.

Los editores de la revista lo expresan en otros términos, tal que así:

«Las verdaderas fuerzas culturales responden y vibran a partir de cierto espíritu que habita su trama. Existe, por mucho que algunos intenten negarlo, un élan político que las constituye y las hace andar. Una conflictividad que habita en sus entrañas: hay lecturas en pugna, combate de interpretaciones. No es casual, entonces, que las más incisivas intervenciones del pensamiento, las más interesantes, adopten un género muy específico, el epistolar.

[…]

Nuestra generación merece ese debate que será, sin dudas, la interesante antesala de la fundación de una lengua nueva. En ciernes aparece como esa búsqueda entre sueños.»

Como dijo Luis Rodeiro en la presentación del número 1 de la revista el pasado 09 de septiembre –aquí– en la Feria del Libro de Córdoba (Argentina), En Ciernes es:

«Una revista de cartas. De cartas en serio, digamos, no del tartamudeo que suelen contener los textos “internéticos”».

De momento llevan editados solamente dos números, el primero con un especial dedicado a los trenes y el segundo con un especial dedicado al extranjero.

Las secciones de cada número son fijas: Carta al padre, De viajeros, Cartas sobre la mesa, Polémica contemporánea, Misivas clásicas, Encrucijadas y Postales.

Es una pena que la revista no se pueda consultar de manera íntegra en la web  y así solamente podamos acceder a algunos pocos textos seleccionados –aquí-.

Si son afortunados y viven en la Capital Federal o en Santa Fé –aquí– tienen un listado de lugares donde pueden encontrarla.


by J.S. de Montfort

es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.

2 Replies to “Nuevas revistas literarias, pero con carácter añejo”

  1. 2
    J.S. de Montfort

    Ah, qué bueno.
    Muchas gracias, Martín. Muy interesante esta forma de hacer crítica literaria, permite cierta ampliación de sentidos (o de referencias cruzadas) que en la crítica tradicional resultarían algo impostados.

    Un saludo.

    J.S. de Montfort

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