El gran electrón

Solar, la más reciente novela del escritor inglés Ian McEwan, cuenta la vida del científico ganador del premio Nobel Michael Beard, que desarrolla tecnologías ecológicas para combatir el cambio climático; cuya vida personal, más conflictiva que cualquiera de sus teorías, va de la infidelidad al robo pasando por el asesinato. Con una delicada y ligera narrativa, McEwan nos describe lo cotidiano con grandes dosis de irreverencia y humor.

La combinación Einstein-Beard consiguió que Michael entrara en la Comisión Real para la financiación de la ciencia, asistiera a los mayores congresos sobre física y concediera galardones y medallas del mismo modo que acepta títulos honoris causa y profana la idea mítica de Einstein y sus teorías. Se relaciona con políticos para convencerlos de comprar nuevos aceleradores de partículas o instrumental satelital. Goza de fama en Ginebra, Estocolmo y es asesor de tres revistas científicas para las cuales escribe informes y reseñas sobre sus colegas. No obstante, es un cornudo que puede simular una infidelidad con una persona inexistente para darle celos a su quinta esposa; de sus cuatro matrimonios, se enorgullecía de llevarse bien con todas sus antiguas parejas.

En lo que concierne a Michael Beard, explicar la vida como un gran electrón es más sencillo que vivirla: la teoría de cuerdas, la física cuántica, las fórmulas, los conceptos y las suposiciones relativistas son un simple juego de niños, una burla si se compara a la complejidad de sus relaciones interpersonales. La humanidad para el científico es una especie peligrosa. También lo es para los científicos, que como Beard, basan la naturaleza de la realidad sobre cuestiones exclusivamente físicas y el mundo de lo social sobre conjeturas matemáticas sin importar la complejidad de las teorías…

McEwan expone en su novela un truco doble. Por un lado, despliega las ideas, críticas y problemas que acarrea el uso de industrias y tecnologías a base de petróleo en el siglo XXI; incluso muestra el impulso que se tiene para erradicar la polución y la preocupación de los artistas sobre asuntos ecológicos. Por otra parte, muestra, paradójicamente, las actitudes cínicas, los atropellos entre científicos y la falsa moral de las posturas actuales para “combatir” el cambio climático.

Si bien es cierta la necesidad de las energías renovables —es el tópico de fondo de McEwan—, el asunto estriba en el cómo éstas energías son aplicadas. Qué medios se utilizan para desarrollarlas y quiénes son las personas que tienen el control para hacerlo. La problemática está en los fines que se utilizan para esos desarrollos tecnológicos. ¿Es ético robar, mentir y enriquecerse siempre y cuando el discurso tenga como base la bondad para ayudar al planeta? ¿No será más bien que el discurso es per se amoral y por tanto, es lícita la ganancia personal?

En efecto, crisis sobre calentamiento global, energías renovables, reciclaje y el ocaso del petróleo son temas recurrentes dentro de la parodia discursiva de los científicos de la novela. Solar hace jameshallison casino visible la lógica del dominio sobre la ecología. Ésta última, pretende ser tomada en serio —el discurso de lo que Zizek llama el marxismo hollywoodense— con la idea mesiánica de introducir energías limpias basadas en una física libre, incluso, de todo rastro de humanidad, con el fin de resolver los problemas del mundo. El científico que se dice ecologista da una caridad al planeta que lo ha enriquecido. No obstante, denota la falsedad del discurso; esa ficción que pretende ser siempre verdad, cuyo contenido interesado online casino sigue siendo una máscara para su fechoría.

Lo que más se goza de la obra, además de la claridad y el tono anti solemne de cada capítulo, es su humor: un loco viaje en moto nieve, la descripción absurda de una muerte y la personalidad extraña de Michael Beard son lo que más nos engancha para continuar las más de trescientas páginas de la novela. No obstante, ese humor esconde la crítica que hay al propio personaje indiferente y sinvergüenza. El cinismo del científico y sus cómplices es una vez criticado, en un grado tal que llega a confundirse con la burda paranoia de una mujer con conflictos de personalidad. Ella opina del Nobel Michael Beard: es un profesor lascivo, sátiro, machista o “determinista genético”, sociobiólogo fanático, propagador de teorías del Tercer Reich Ett s4gambling.com/se utan ett Roulettspel ar s. y finalmente neonazi. La riqueza de éste personaje no puede pasar desapercibida; pero el humor que en ocasiones pertenece al protagonista y en ocasiones al narrador, esconde la naturaleza caústica de Michael Beard.

Éstas, son también las dos posturas que se contraponen una y otra vez a lo largo del libro: un Nobel que construye una forma de vida basada en energías renovables pero que al mismo tiempo se asienta sobre un completo caos existencial.

Así pues, Beard en el trabajo es una persona que goza de enorme respeto y renombre, pero que en casa vive enormes conflictos maritales, y lo mismo best online best online casino casino con sus varias amantes. La inteligencia del físico está de más cuando se pokies online contrapone a la falta de inteligencia para afrontar la vida cotidiana. Las historias actuales ponen de relieve esta postura, similar al personaje de Voto dell»editore:Star casino online italiani offre a tutti i suoi utenti la possibilita di giocare con i prodotti creati dal software house Net Ent. Vince Gilligan en la serie Breaking Bad: Walter H. White, un químico ganador del premio Nobel por su contribución a la radiografía de protones que por las mañanas da clases en una high school de Albuquerque y por las tardes es cajero de un negocio de auto lavado. Cuando a White se le detecta cáncer, termina haciendo cristales de metanfetaminas con un yonki, ex alumno suyo. Todo lo emocionante, tanto en el libro como en la serie, radica en la vida privada de los protagonistas: las vivencias no tienen sentido si no se elimina el miedo a través de situaciones extremas que le hacen dar cuenta de la vitalidad y el hedonismo de los científicos. Ambos personajes sienten un extraño apego por enfrentarse a situaciones que ellos mismos han provocado con actitudes irónicas y raras. Esta forma sarcástica y poco convencional de presentar a un Nobel: el genio que no sabe lidiar con sus congéneres y entiende la vida sólo repitiendo patrones, como si de teorías científicas se tratara, mostrando, que en la fractura de sus esquemas mundanos, está su locura científica.

Cuando Beard luego de enfrentarse al bulliyng de un “psicópata” que intenta robarle sus patatas, tiene una hipótesis sobre el cómo debe comerse las frituras y la explicación del sabor que ellas provocan en él:

La delicia consistía en colocar el pedazo en el centro de la lengua y, tras un momento en que la sensación se expandía, aplastar fuerte la patata frita para que se rompiera contra el velo de paladar. Su teoría era que la rígida superficie irregular causaba abrasiones diminutas en la piel blanda sobre la cual se vertían la sal y los productos químicos, creando un distintivo efecto de placer y dolor. (p.156.)

Solar me recordó, mientras leía el tedioso capítulo dos, la crítica de George Carlin a las personas que se preocupan por el mundo, ese gran electrón que se expande en el universo: ¿Cómo salvar al mundo si no nos sabemos salvar a nosotros mismos? ¿Cuál es la intención de salvar al planeta; los intereses personales, las enormes casas, los autos de lujo? La Tierra ha estado aquí por mas de 4.5 millones de años y no se ha ido a ninguna parte con todas las tragedias que le han acaecido. Los que no sabemos cuidarnos somos nosotros mismos, que tenemos quizá 200 mil años. En este sentido, dice Carlin, la Tierra está bien, para qué salvarla, lo que está mal son las personas que habitan en ella. Nosotros.

Ian McEwan, quien fuera alguna vez barrendero en Grecia, estudió en la Universidad de Sussex —igual que su personaje Michael Beard— y fue el primer estudiante de literatura creativa en East Anglia, con el profesor Malcom Bradbury. La primera de sus obras fue la colección de relatos Primer amor, últimos ritos (1975) y en 1997 publicó Amor perdurable, considerada por muchos como una obra maestra acerca de una persona que sufre el síndrome de Clerambault. En 1998, y causando gran controversia, le fue concedido el Booker Prize por su novela Amsterdam (1998). Sin duda alguna se dio a conocer por la adaptación de su novela Expiación dirigida por Joe Wright en 2007 y protagonizada por James McAvoy y Keira Knightley.

by Cristopher Garnica

nació en la ciudad de México en 1984. Periodista y filosófo. Actualmente escribe su primera novela y ensayos sobre temas relacionados con el humor, la risa y sus derivados contorsionistas. Escribe el blog Divina Geliofobia.

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