Mi hermano y yo estábamos viendo la tele después de la escuela. Tenía mucha tarea que hacer –que completar– y me tenía preocupada, como siempre, pero no quería comenzar. Todavía no. Solamente quería algo de tiempo, en el que no tener que hacer nada.
Mi hermano se giró hacia mí y me preguntó dónde estaba el Líbano. Él estaba en el cuarto curso, y yo en el primer año de la secundaria. Le dije que no lo sabía.
“Hoy vino un hombre a hablarnos sobre la Paz”, me dijo. “Era del Líbano.”
En la escuela había a menudo charlas sobre la Paz. Todo lo que yo sabía acerca de los cuáqueros era que celebraban minutos de silencio, durante los cuales se suponía que teníamos que pensar en la Paz, y había mucho color gris. Uniformes grises y paredes grises.
Me levanté del sofá y me encaminé hasta nuestra pequeña librería, que en realidad era una pequeña estantería encajada entre la chimenea y la pared. Teníamos una copia de la enciclopedia World Book, en dos volúmenes. Eran de color negro y marrón, y puede que estuvieran forrados con cuero. En el lomo estaban escritas en oro las palabras WORLD BOOK. La había ganado Mamá en una rifa, y aquello fue una suerte, pues con frecuencia me hacía falta para hacer la tarea.
Tomé el volumen L-Z y me lo llevé al sofá. Lo abrí por la letra L.
LIB.
Líbano es una pequeña república independiente en el extremo oriental del Mar Mediterráneo. El nombre del país procede de un monte cubierto de nieve del mismo nombre. En árabe, el país se denomina Lubnān. La ciudad principal, y capital del Líbano, se llama Beirut.
Lo leí en voz alta, y mi hermano meneó la cabeza, como si ya lo supiera, como si le estuvieran recordando algo que se le había olvidado. Había un mapa del Líbano: un país alargado y estrecho, junto al mar. También había algunas fotografías en blanco y negro. Una de un ciprés gigantesco, y otra de unas ruinas antiguas con columnas de tipo romano, muy altas y enhiestas, pero sin un tejado. Había una imagen de una ciudad de aspecto elegante, con muchos coches y gente que caminaba por las calles, y edificios art decó de un blanco brillante que resaltaban frente al cielo. Un edificio tenía un cartel en el tejado que decía ‘RIVOLI’, en letras enormes de trazo ondulado.
El pie de foto decía: Plaza de los Cañones, Beirut – 1969.
En la página siguiente había otra foto de la ciudad, pero en esta no había coches ni personas caminando, y los edificios art decó habían desaparecido o estaban tan alterados que no había nada reconocible. Desde los tejados desvanecidos ascendía el humo, y todo estaba ennegrecido o gris. Todo, diferente. La ciudad había quedado hecha trizas. El pie de foto decía: Beirut, 1982 – Operación Paz para Galilea.
Con los ojos fui recorriendo la página, columna tras columna sobre todas las guerras en el Líbano. La Guerra Civil, y la Guerra con Israel y la Guerra con la OLP. Mi hermano había dejado de mirar las fotografías, dejó de mirar el libro y se apoyó de nuevo contra el sofá.
“En una guerra no gana nadie’, dijo, y respiró hondo. “Eso es lo que ese hombre dijo que había venido a contarnos. Nadie gana una guerra, todos perdemos, eso es todo. Nos enseñó unas fotos de su familia y las compartió con nosotros, y nos dijo que todos estaban muertos.”
Cerré la enciclopedia y me quedé sentada, con el pesado volumen en el regazo. La tele seguía encendida, pero no la estábamos mirando. Finalmente me levanté y me dirigí a la librería. Me quedé allí, en el rincón, con la enciclopedia en las manos, la sala muy silenciosa.
“¿Y ese hombre, va a quedarse aquí ahora?”, pregunté, y lo que quise decir era: para siempre. Quería saber si ese hombre iba a quedarse aquí en Hobart para siempre.
Mi hermano simplemente se encogió de hombros. Su mirada había vuelto a fijarse en el televisor y ya no estaba pensando en el hombre del Líbano.
Pero yo sí estaba pensando en él.
Ahora llevaba dentro de mí esa historia. Supe que recordaría a ese hombre, aunque no lo hubiera visto nunca y ni siquiera lo hubiera oído hablar. No sabía si era viejo o si era joven, pero iba a pensar en él, aquí, pensar en que estaba viviendo en esta isla sin ninguna de las personas a las que quería y ni siquiera a las que conocía. Aquí, tan lejos de su casa, sabiendo que nunca podría regresar al lugar que recordaba, porque ya no existía.
vive en Melbourne. Ha publicado dos novelas hasta la fecha, Past the Shallows y When the Night Comes. ‘Líbano’ se publicó en 2013
Es una historia conmovedora, me gustó la trama y sobre todo la sinceridad, pareciera que de verdad lo cuenta una muchacha adolescente. te felicito.