Los que vinieron de lejos

Foto J. J. Junieles

El escritor colombiano J.J. Junieles

 

Cuando llegaron, los vimos desde el cielo cual estrellas. Siempre estuvieron ahí, entre las estrellas esperando y, como ladrones en la noche, llegaron.

Por un momento pensamos que la bóveda celeste caía sobre nuestras cabezas, corrimos a resguardarnos en nuestros edificios y casas, pero los otros no se movieron por mucho tiempo, duraron meses flotando ahí, entre el cielo y la tierra.

La posible existencia de vida extraterrestre siempre nos había cautivado, desde mucho antes de que fuera posible viajar al espacio. Artefactos, objetos y pinturas rupestres hallados en distintas partes del mundo daban cuenta de ellos.

Ahora, tras su llegada, con el paso de los días llegamos a acostumbrarnos a su presencia, incluso en algunos lugares se pagaba dinero para usar telescopios y así, poder verlos mejor.

Los intentos de las naciones por acercarse fueron infructuosos, nada parecía penetrar el escudo invisible que los rodeaba. De vez en cuando unas luces rojas salían de las naves, parecían explorar todos los rincones de la tierra, pero, así como comenzaban, se apagaban sin aviso alguno.

Surgieron muchos miedos y preguntas, que durante siglos habían sido solo imaginarios. Considerada una de las primeras formas de ciencia ficción, “Historia verdadera”, de Luciano de Samosata aborda ya en el año 180 d.C. los viajes al espacio exterior, las formas de vida alienígena y las guerras interplanetarias. También se describen otros mundos en obras tan tempranas como la leyenda popular japonesa de Kaguya Hime y en el relato árabe medieval “Las aventuras de Bulukiya”, incluido en “Las mil y una noches”.

La aceptación de la vida extraterrestre resultó posible gracias al desarrollo del modelo heliocentrista del sistema solar durante el período Moderno temprano, y el tema adquirió cierta popularidad en la literatura de los siglos XVII y XVIII. Publicada por primera vez en 1898, “La guerra de los mundos”, de H. G. Wells, es una novela de ciencia ficción que describe una invasión marciana a la Tierra. Se trata de la primera descripción conocida de una invasión extraterrestre al planeta Tierra y ha tenido una indiscutible influencia sobre los trabajos subsiguientes en torno a esta idea.

 

platillos volantes

 

Siete meses después de la llegada de los otros, bajó la primera nave de contacto. Pareció dar unas vueltas, y luego hizo un anuncio, el primero de varios, en donde convocó una reunión con todos los jefes de Estado. Una semana más tarde se realizó la primera reunión, en donde ellos hacían preguntas de cosas que no entendían del planeta, y, a su vez, los jefes de Estado preguntaban sus intenciones con la gente de la Tierra. Esas reuniones duraron tres meses.

Los otros, los que vinieron de lejos, preguntaban por las guerras, y ellos contestaban con conceptos que los otros no entendían. Los otros también preguntaron por el arte, pero la idea se escapó nuevamente de su entendimiento. En la última reunión, uno de los jefes de este mundo les dio un regalo que lo cambiaría todo. Les dio un libro, se llamaba “Las mil y una noches”, y les dijo que era una edición especial con imágenes, y que era un regalo de su gente, teniendo en cuenta las promesas de ayuda de los extraterrestres.

Los otros vieron el libro con curiosidad, era la primera vez que tenían un libro en sus manos y se lo llevaron. Convocaron nuevamente a los jefes de Estado a la semana; el anunció causó extrañeza porque habían acordado reunirse ya en forma individual.

Los jefes asistieron, y las preguntas esta vez fueron:

—¿Dónde está Sherezade?

—¿Por qué no hemos visto ningún Ifrit?

—¿Qué pasó con Aladino?

Fueron pocos los jefes que contestaron, y el concepto de imaginación por primera vez fue explicado a los otros. Se les dijo que algunos hijos de este planeta se inventaban historias con seres que solo existían en su cabeza, solo con la intención de crear mundos invisibles para otros.

Los otros pidieron más libros, se les abrieron las bibliotecas de todas las naciones. Con el tiempo, empezaron a llegar más naves, y se comenzaron a llevar los libros de la tierra. Incumplieron los acuerdos con los jefes, sólo les interesaban los libros; una y otra vez pedían más. Las editoriales comenzaron a quedarse sin nuevos libros que darles, las bibliotecas estaban vacías. Sólo había libros de ciencia, tecnología, leyes. La literatura desapareció de los estantes.

Los otros impusieron leyes: todo aquel que tuviera un libro de literatura debía entregárselos a sus naves so pena de ser condenado al espacio (lo que para nuestra raza, por supuesto, era una pena de muerte). Los jefes de las naciones estaban impotentes, los otros no tenían imaginación, pero tenían armas. Cuando un país quiso defender su biblioteca nacional, fue arrasado completamente en dos minutos, solo quedaron los libros.

Cuando los libros se acabaron, los otros preguntaron por los autores, y todos los escritores fueron apresados. Se les ordenaba escribir sin pausa para cubrir la demanda de su planeta, que siempre quería más. La gente de la Tierra no entendía cómo habían sido esclavizados por algo que la mayoría no daba ningún valor, y lo hubieran dado de buena gana si se lo hubieran pedido.

Muchos escritores murieron alejados de sus familias. Si hay poca producción son castigados en forma cruel, lo único que les interesa son los libros.

Yo, cuando termine este relato, temo encontrarme otra vez con la página en blanco.

Planeta Tierra, 26 de noviembre del año 3045.

by John Jairo Junieles

(Caribe colombiano, 1970). Es escritor y periodista, autor de los libros de cuentos: Todos los locos hablan solos (2011), El amor también es una ciencia (2009), y Con la luz que me queda basta (2007); de poesía: Barrio Blues (2014), Metafísica de los patios (2008) y Canciones de un barrio en la frontera (2002), y de la novela Hombres solos en la fila del cine. Su más reciente libro es Fotos de cosas que ya no están (Collage Editores, 2015), antología de cuentos a la que pertenece esta historia.

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