Autogestión, prejuicios, humor

Autogestión. Cuando pensamos en esta palabra inmediatamente se nos vienen a la cabeza muchas otras palabras como “comunismo”, “hippie”, “asamblea”, “utopía”, etc. Todas ellas suenan ya manidas, desgastadas, producto de años de prejuicios sobre la idea, mucho más vieja de lo que pensamos, de soñar con comunidades independientes del estado que puedan sobrevivir paralelamente a la sociedad. Esta sociedad capitalista, consumista, neoliberal, económica, individualista, llámese como se quiera, que ha ido construyendo en nosotras una suerte de necesidad de vivir como vivimos; la idea de que sin nuestra parcela de cosas, sin nuestro espacio individual, no podríamos realizar nuestros deseos, ni completar nuestros sueños, ni, básicamente, vivir la vida que merecemos vivir.

Qué difícil y terrible resulta tratar de escapar a ese imperativo social que nos obliga a ser felices consumiendo, construyendo nuestro espacio individual, teniendo hijos y formando una familia personal e intransferible. Pero más desolador resulta darse cuenta de que llevamos años, lustros, décadas en esto y el problema se va haciendo mayor y mayor, hasta el punto de que pensar en comunidades autogestionadas va sonando cada vez más inverosímil, o incluso peor: va tomando un tinte new age que lo convierte en algo previsto, permitido, aprobado por el estado.

Escribo todo esto a raíz de una pequeña novela que cayó en mis manos, nunca antes traducida al castellano: La soi-disant utopie du centre Beaubourg, escrita en el París de los años 70 por Albert Meister y publicada en Francia en 1976 bajo el seudónimo de Gustave Affeulpin. Esta novela, en castellano titulada Beaubourg: una utopía subterránea, se desarrolla en el contexto de la construcción del Centro Beaubourg, más conocido hoy como Centro Pompidou, cuyas obras comenzaron en 1973 y terminaron en 1977, cuando el museo fue inaugurado.

El sociólogo francés Albert Meister vivió durante estos años en una de las calles aledañas al inmenso solar donde se edificó el museo. Tal y como explica Julio Monteverde en su introducción a la edición española, la construcción del centro fue una de las consecuencias del proceso de limpieza social que sufrieron los barrios más céntricos de París desde los años 50, como Les Halles o la misma plaza Beaubourg. ¿Cómo luchar contra un barrio infecto, peligroso, insalubre, que durante siglos había atraído a lo peor de los bajos fondos parisinos, obreros, prostitutas, borrachos, ladrones? El presidente Georges Pompidou abanderó la iniciativa de construir en la plaza Beaubourg un museo de arte contemporáneo con una biblioteca, de modo que este céntrico barrio parisino se convirtiera en referente mundial del arte y de la cultura bobo, dejando atrás esos tiempos oscuros.

Esto es lo que un vecino de la plaza Beaubourg podía ver desde su ventana cuando se comenzó a construir el museo:

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En este contexto, Meister decide escribir esta novela, que de una u otra manera da respuesta a muchas de las preocupaciones que comentaba al comienzo de esta reseña. Meister propone un ejercicio de imaginación delirante cuando decide que, paralelamente a la construcción del Centro Beaubourg, y en ese mismo solar, se excava un número indeterminado de plantas bajo dgfev online casino tierra. Nunca se especifica cuántas plantas hay, pero podríamos decir que habría hasta un máximo de cien, por las diversas referencias a “la planta 15, la planta 63, la planta 75”, etc. Este espacio, que subyace al espacio oficial reservado al museo, se ofrece a la sociedad para que los grupos interesados en utilizarlo lo hagan como mejor les parezca.

El narrador es uno de los protagonistas de la construcción de esta utopía subterránea. Al comienzo, todo tipo de gente se acerca a estas plantas bajo tierra a husmear, participar de los debates inaugurales, decidir, etc. Meister insiste varias veces a lo THE SOFTWARE IS MADE AVAILABLE BY GET data recovery hard drive software «AS IS» AND «WITH online casino ALL FAULTS». largo de la novela en que la gente tiene siempre mucho que decir y es necesario esperar a que esa marea verborréica se gaste para llegar adonde se quiere llegar. “Los grandes discursos constituyen por tanto un desvío obligatorio antes de llegar a lo concreto, y hay que extinguir la reserva de palabras para poder pasar a la acción” (p. 68).

Efectivamente, los comienzos de esta comunidad autogestionada en que se van a convertir las plantas subterráneas del Beaubourg, son exasperantes (Want to be that person? Let us know why you’re justin bieber love me lyrics ’s biggest fan!)“Being able to have them all participate just makes me feel good,” he said about the contest. pero constituyen una etapa de aprendizaje indispensable para comprender que no se puede inaugurar un nuevo modo de vida con los mismos valores de online casino individualidad, opinión y disciplina que exige el sistema capitalita. De hecho, los que forman el núcleo central de la comunidad se enfrentan continuamente con el problema del miedo a la libertad:

por la falta de autonomía de la gente a la que nunca se le enseñó a comportarse de forma independiente, sin tener que ser constantemente guiada por mandatos y prohibiciones, gente que necesita de continuos ánimos para ser libre y casino online actuar libremente, contando solo consigo misma casino (p. 69).

Me parece que uno de los puntos más eficaces de esta novela es el humor. El narrador describe con alegría y sorpresa la toma de decisiones, los usos que se le dan a las diferentes plantas, la gente que pasa por ahí. Además juega constantemente con las necesidades o predisposiciones del lector o lectora, y Recovering file and data recovery from recycle bin, formatted, casino pa natet deleted, or missing partitions is some of the most frequent file and data recovery restore ability by iCare Data Recovery. en un momento dado decide dejar de numerar las páginas, una costumbre que “solo sirve a los maniáticos de la lectura rápida”. No se trata solo de la descripción de unos sucesos, sino de increpar al lector, obligarle a revisar sus costumbres, su vida, sus deseos:

aquí hay gente que puede pasarse tres semanas enteras sin hacer nada en absoluto y sin tener el más mínimo sentimiento de culpa. Es una etapa necesaria: el fin no es quedarse todo el tiempo en la cama, sino llegar a trabajar libremente, sin obligaciones, sin sentirse constantemente empujado a hacer algo, a estar activo con el único fin de no quedarse quieto. Para alcanzar este equilibrio, primero hay que aprender a vivir sin trabajar.

Nunca queda claro cuántas personas participan de este proyecto, lo cual le da un toque muy verosímil a esta crónica que en todo momento parece que narrara hechos reales. Es evidente que Meister quiso realizar el retrato de una posible utopía tratando de que el lector se libere de todos sus prejuicios, que haga el ejercicio de imaginar un lugar sin propiedad privada, donde no solo se intente eliminar el “espíritu de acaparamiento” que nos define, sino sobre todo, un sitio donde se puedan crear las condiciones para que tal espíritu ya no tenga sentido:

si estáis convencidos de que el Sistema no tiene arreglo, que hay que transformarlo de arriba abajo, si por ejemplo pensáis que el problema no está tanto en trabajar menos, cuanto en trabajar con y para el placer, y cuando se tienen ganas; no en poseer cosas, sino en poderlas utilizar cuando te apetezca; no en ganar más, sino en olvidar la noción misma de ganancia o dinero; no en fundar y poseer una familia, sino en amar… Si estos son los horrores que os rondan la cabeza, no os queda otra que ir en contra de todo lo que el Sistema implica: amar en lugar de odiar, donar en lugar de tomar, escribir con faltas en lugar de respetar la ortografía, adoptar en lugar de procrear, caminar en lugar de circular, no votar en lugar de caer en la trampa de votar en contra, no poseer y, por tanto, no tener nada que declarar en lugar de declarar poco, no mirar la TV en vez de decir que es una mierda, no creer en lugar de maldecir a los curas…

De alguna manera, esta novela es necesaria hoy. Y no hablo de idealismo, utopía o buena onda; hablo más bien de optimismo, de posibilidades, de una cierta actitud. Meister insiste varias veces en que no podemos cambiar nuestras costumbres o nuestro sistema si antes no cambiamos algo en nosotros mismos. No ha dejado de sorprenderme, además, la actualidad de todos los problemas planteados, problemas de hace treinta años que son los mismos que nos preocupan ahora.

Debemos su primera traducción al castellano a una de tantas estupendas iniciativas de Enclave de Libros, librería y asociación cultural que desde hace años está llevando a cabo una labor fundamental en el campo sociocultural madrileño. Bravo por ellos.

by Violeta Entrerríos

nació en Madrid, es doctora en literatura, coedita frecuEncia uRbe y forma parte del equipo editorial de HermanoCerdo.

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