En el tema del mes de febrero de la Revista Digital Universitaria de la UNAM [1. Oscar Luviano. El velo pintado: ¿Por qué no se puede escribir literatura fantástica en México? Revista UNAM. 1 de febrero 2012 • Volumen 13 Número 2], reflexiona Oscar Luviano sobre la escritura de ciencia ficción en México. Así, en primer lugar, sobre lo qué es -para él- la «mexicanidad», dice:
«el sueño orwelliano no está basado en una multitud de cámaras que penetran en la intimidad, sino en la vigilancia que cada cual hace de la propia vida según la vocación para el drama y la pachanga que se nos ha impuesto como esencia de la mexicanidad»
En opinión de Luviano, se supone que el escritor mexicano se debe plegar a una serie de géneros convencionales para que los lectores, pero -sobre todo-, los editores, les hagan caso; el histórico, el indigenista, el romántico, el testimonial, el femenino, los infantiles, la autoayuda, el libelo político-de actualidad urgente o la narcoliteratura se corresponderían con estos géneros.
Entonces, se pregunta Luviano:
«¿Tiene algún sentido escribir literatura fantástica en México con los canales de un mercado de probada y rentable existencia cerrados?»
Luviano enumera cinco razones que funcionarían a la manera de la prevención para que el escritor deje de lado la idea de escribir ciencia-ficción:
1. las imágenes permitidas
Funcionaría del siguiente modo:
«aquello no deseable en mí (y que es natural de mi género, de mi raza, de mi clase), que de algún modo me hace único, no es bueno, pero como me es intrínseco, sólo puede ser suprimido por la fuerza de la fantasía. No se cuestiona a la sociedad que suprime al individuo, sino al individuo que por natural es suprimible.»
Así, la narrativa hace uso del arquetipo y no se sale de él. Los arquetipos en la narrativa mexicana serían:
«señoras, rancheros, nacos, señoritas bien, indios, criadas, choferes, ficheras que más que protagonizar, salvaguardan la narrativa que de sí mismo produce México».
2. el lector mediático
«El lector mediático está formado para buscar la reafirmación del status quo en todo lo que lee, como ha aprendido de la televisión, venga de éste o de otros mundos. Cualquier escritura fuera de esta senda es rechazada.»
3. el escritor paródico
Dice Luviano:
«Dentro de cada autor hay un pequeño editor promedio que concibe a la literatura vendible como todo aquello que excluye a la literatura»
Y esa es la razón por la que, según el autor: «El escritor paródico reproduce la tradición del cuento de fantasmas como alegoría moral, pero con la dosis necesaria de arquetipos y escenarios reconocibles para hacer de esa parodia literatura nacional».
Ya lo ha dicho Alberto Chimal en repetidas ocasiones:
«la literatura mexicana antes que literatura, debe ser mexicana».
4. la ausencia de género
«Toda literatura fantástica con un giro de autenticidad es, pues, un riesgo», nos dice Luviano, para quien la literatura fantástica ha de potenciar su capacidad crítica si quiere afianzarse en México. Y tiene que superar el nivel en el que se halla actualmente (el de la parodia) y superar su «falta de una visión de género».
5. el horror cotidiano
El último obstaculo, dice Luviano, es uno de índole personal y tiene que ver con la ética: como hacer crítica de la realidad cuando la realidad inmediata es tan obscena y cruel.
Después de estas cinco objeciones que encuentra Luviano para la escritura de ciencia ficción en México, su reflexión final es la siguiente:
«Cualquier cultor de la literatura fantástica (mexicana o no) sabe que la imposibilidad es el mejor punto de partida, y la realidad el único destino posible.»
Visto desde España, la imposibilidad de la ciencia ficción a mí se me antoja igual de difícil o problemática que la escritura de cualquier tipo de literatura valiente y radical (excepción hecha-claro está- del punto número cinco), tanto en Mexico como en cualquier otro país.
Y es que contra una literatura crítica y que trate de desvelar la inapelable complejidad absurda del mundo, conspiran siempre la convención, la tiranía de los mass media, la burda parodia de los escritores vulgares y la medianía del lector acostumbrado a la rutina de un modo de narrar que se volvió patológicamente ordinario (por su capitulación al lugar común, vuelto ya neutro).
Así, quizá no es tanto que no se pueda escribir ciencia ficción en México, como quizá que la literatura crítica tiene una difícil aceptación entre lectores, pero, sobre todo, entre los propios escritores.
Aquí, en HC, tratamos (en la medida de nuestras posibilidades y capacidad) de darle una oportunidad a esa literatura que busca el recodo sombrío de la existencia, sea o no de ciencia ficción. Y nuestro punto de partida (nuestra particular imposibildad) es nuestra mayor ilusión, el convencimiento de que otra literatura, una literatura que huya por la tangente, sí es posible. Y necesaria. Hoy más que nunca.
es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.
Muy buena síntesis del texto de Luviano (aunque él se refiere a la literatura fantástica más que a la ciencia ficción) y mejor aún, la respuesta de HC como una revista verdaderamente abierta a publicar textos literarios por su calidad y no por compromisos personales o mercantiles.
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Creo que vale la pena copiar aquí la Advertencia a los escritores de ciencia ficción de Carlos Alonso Romero.
Dice así:
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Y el link original:
http://blogderesiduos.wordpress.com/2012/03/26/advertencia-a-los-escritores-de-ciencia-ficcion/
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Saludos,
J. S. de Montfort