Salvador Luis Raggio Miranda (Perú, 1978) es editor y narrador. Cursó estudios de dirección de cine y literatura en Estados Unidos y España y tiene un máster en literatura hispanoamericana por la Universidad de Miami, donde cursa en estos momentos un doctorado en Lenguas Romances. Desde 2001 dirige la revista de literatura Los Noveles , una página de referencia en lo que a ficción corta contemporánea se refiere, tanto de un lado como de otro del atlántico y con cuyo último número (el nº 49) se despide de sus lectores.
Contactamos con él via e-mail para que nos cuente un poco más sobre su experiencia como editor y director de la revista.
J.S. de Montfort: ¿Cómo y cuándo surge la idea de Los Noveles?, ¿cómo y cuándo se materializa?
Salvador Luis: Los Noveles surgió como concepto a principios de 2001 y su primer número se lanzó hacia fines del mismo año; en realidad el proyecto se fue gestando en mi cabeza cuando noté que las revistas de creación que existían por aquella época no habían alcanzado aún todo su potencial (o lo que yo imaginaba podía ser “su potencial”). Creo que Los Noveles fue una respuesta a la desilusión por la oferta del momento. Había mucho caos por ese entonces, poco orden al editar; los diseños no eran nada llamativos. Decidí conjugar algo que atrajera visualmente, que fuera contemporáneo y que además pudiera abarcar toda la región iberoamericana. Ese era un defecto (defecto que hasta el día de hoy podemos percibir en varias revistas digitales), que casi nadie tenía un enfoque regional, preferían limitarse a España o Argentina, y en mi opinión eso no es sólo reduccionista sino un poco desatinado. Algo que me llevo de estos diez años como editor es que, desde el primer día hasta el último, Los Noveles nunca dejó de ser una revista realmente trasatlántica.
JSM: ¿De qué modo se ha venido realizando la selección de textos que se incluyen en cada número? ¿Cuáles han sido los criterios?
SL: Siempre tuvimos un límite de edad: publicamos autores nacidos a partir de 1960 (lo hemos quebrado unas pocas veces, porque, aunque suene extraño, en Los Noveles publicó Rosa Regàs, pero puede decirse que la mayor parte del tiempo nos hemos conducido con esa directriz). Durante el primer año, el material llegó directamente a nuestras direcciones de correo electrónico y de esa forma preparábamos una selección. En algunos momentos la revista tuvo 8 espacios para publicación (4 poetas y 4 narradores), otras veces tuvo 12; de 2008 hasta 2010 tuvo 7 (3 poetas y 4 narradores) y durante cinco de los seis número de 2011, por motivo de nuestro décimo aniversario, los espacios se convirtieron en 10. Preparamos también varios monográficos y esas ediciones han llegado a tener, sin mal no recuerdo, de 30 a 40 autores. Confieso que hubo un giro muy importante cuando cumplimos un año de vida (en noviembre de 2002), ya que en esa ocasión invitamos por primera vez a autores conocidos y con varios libros editados. Cuando eso sucedió, la revista dejó de ser solamente una revista de escritores “noveles”, y a partir de ese momento la misión fue tratar de probarle al mundo que un autor inédito podía ocupar el mismo espacio que uno ya publicado; creo que funcionó. Desde 2002 hemos seguido recibiendo colaboraciones inéditas e invitando, al mismo tiempo, a autores con una trayectoria ganada. Me parece que creamos un equilibrio muy bello entre ambos grupos, y lo más importante es que todos podíamos leernos. Ahora bien, el 90% de las veces la selección de los textos y autores fue mía (con los aciertos y equivocaciones que eso implica, claro), pero desde mediados de 2008, primero extra oficialmente y luego con un cargo honorario, la poeta española Ana Gorría ha sido mi mano derecha. Calculo que hay un 10% de autores que han pasado por Los Noveles gracias a Ana. En eso Ana es muy parecida a mí, le gusta difundir lo que otras personas hacen.
JSM: Aparte de tu trabajo de dirección, ¿cuentas con más personas que te hayan ayudado o ha sido un proyecto completamente en solitario?
SL: Esta revista siempre mantuvo varias columnas. Me he encargado de dirigir el proyecto y de coordinar los 49 números y los monográficos, pero hemos tenido un pequeño ejército de columnistas. Ellos son: Elio Vélez (Perú), Víctor Montoya (Bolivia), Rosa Elvira Peláez (Cuba), Rebeca Yanke (España), Mónica Belevan (Perú), Tatiana Goransky (Argentina), Elisa G. McCausland (España), Lara Moreno (España), Alberto Chimal (México) y Alejandra Manzano (España). También han colaborado con nosotros Rauf Neme (Perú), Patricia Suárez (Argentina), Elena Gervilla (España), Carlos Barbarito (Argentina), Beatriz Bonduel (Guatemala), Juan Rivera (España), Luis Hernán Castañeda (Perú), Tryno Maldonado (México), Orlando Echeverri Benedetti (Colombia) y Elena Medel (España). Estoy muy agradecido con cada uno por haber hecho de Los Noveles un espacio realmente atractivo para los lectores. Gracias a que ellos se divirtieron la revista gustó.
JSM: ¿Qué dificultades te han supuesto estos diez años de trabajo? ¿Recuerdas algún momento especialmente crítico?
SL: Nada que me enfadara más de cinco minutos. La revista la he podido conducir con entera libertad. Sí recuerdo, claro, un par de momentos en que recibimos insultos de personas que deseaban publicar o que estaban agobiadas porque, según su criterio, ciertos autores no merecían ser editados por nosotros, pero eso cae en la categoría de lo anecdótico y además es parte del oficio. Yo sólo he tratado de crear espacios más allá de mis gustos personales, porque creo que muchos editores se equivocan al utilizar el gusto personal como si fuera un estatuto infalible. Lo he dicho a lo largo de estos diez años, si basara mis ediciones o antologías en el gusto personal, todo mi trabajo sería absurdo y bastante penoso. Creo que no hay nada más desagradable que recibir o dar un sermón sobre literatura. Es decir, ¿quién soy yo –por más que sepa algo del tema– para implantar mi gusto en los demás? Siempre traté de trabajar de esa forma y de ponerme en el lugar de las personas que gustan de estéticas que yo no comparto. Me parece que haciéndolo de ese modo la mayor parte de lectores sale satisfecha. Mis gustos personales permanecen en mi habitación, ahí están los escritores que admiro y devoro, y algunos han publicado en Los Noveles, pero también es muy cierto que la revista ha tenido muchísima apertura y que no dependía de mis fijaciones sino de lo que somos capaces de producir como comunidad literaria, eso incluye lo muy bueno y lo muy simplón. Pero es lo que somos.
JSM: ¿Ha tenido la revista apoyo o financiación de algún tipo? ¿La buscaste en algún momento? ¿Pensaste en la viabilidad de sacar Los Noveles en papel o siempre tuviste en mente que fuese digital?
SL: En el año 2001 no teníamos aquel discurso de hoy acerca de las nuevas tecnologías ni existía el iPad ni el Kindle; nadie usaba el término “blogger” para legitimarse como voz del siglo XXI y nadie imaginaba que íbamos a convertir a Google en un monstruo que conoce cada uno de nuestros pasos. Nada de eso existía de la manera en que existe hoy. En esa época había que hacer pesquisas en Yahoo, Lycos o Altavista y construir redes como lo hacían los “abuelos”: yendo de inbox a inbox. Ahora las redes sociales permiten hacer todo eso en cinco minutos, pero hace diez años (y hablo también de editores como Nacho Fernández de Literaturas.com, por ejemplo) construimos todo desde abajo. Era algo que nos atraía porque desde muy temprano pudimos observar el potencial de expansión de la Web. Me preguntabas si la idea fue siempre que el proyecto fuese digital. Pues sin duda. Tener una revista en formato tradicional, sinceramente, me parece una limitación cuando a la Web lo que le sobra es espacio. Internet nos permite estar en todos los puntos con conexión al mismo tiempo y alrededor del mundo. Es imposible lograr esa simultaneidad de otra manera. Además, el costo de producción es bastante bajo. Yo he editado esta revista sin sufrir un solo dolor de cabeza o de bolsillo. Creo que más que el dinero, lo que importan son las ganas. Hay que casarse con los proyectos que uno emprende.
JSM: Y en cuanto a los momentos felices o memorables, ¿cuál ha sido el texto que te ha hecho más ilusión publicar y por qué? ¿Y cuál ha sido el más difícil de conseguir?
SL: Hubo una época en la que pasaba un par de horas al día buscando autores en Internet, algo que dejé de hacer obsesivamente hace unos cinco años, porque la revista fue retroalimentándose de manera espontánea, porque nos recomendaban o nos enlazaban y porque se creó esa comunidad a la cual me refería hace un rato. Los momentos más felices son aquellos momentos en los que descubrí narradores o poetas que me sorprendían, así hice muchos amigos. Recuerdo que a veces leía un nombre y me daba curiosidad y buscaba a esa persona hasta el cansancio (y no había Google que me ayudara). La base de datos de Los Noveles es bastante grande y más o menos el 80% de los contactos los obtuve fungiendo de rastreador, esos eran momentos felices: dar con alguien, ampliar la red. También debo confesar que todas esas pesquisas me hicieron más miope, pero evidentemente fue por una buena causa. Hace varios años publiqué a mi autor vivo favorito. Que uno de los autores que más admiras colabore contigo es como ser un fanático de los Stooges y acompañar a Iggy Pop en el escenario. Los Noveles ha tenido siempre esa fortuna. Ha sido una revista bienhadada, creo yo, porque salvo cuatro autores, que tengo contados con los dedos, nunca nadie me dijo que no le apetecía participar. Es más, a veces invitaba a alguien explicándole lo que hacíamos y me decían: “Salvador, claro que les conozco, estaba esperando que me convocaran”.
JSM: ¿Cuántos autores has publicado en total y cómo ha sido tu relación con ellos?, ¿buena?, ¿mala?, ¿regular?
SL: No lo sé con exactitud, hace mucho que no cuento, pero sé que es un número importante y que los resultados se encuentran en el archivo de la revista. Mi relación ha sido buena en casi todos los casos, la verdad; confieso que no me llevo bien con un par de ellos, pero son cosas naturales de las relaciones humanas. Con la mayoría trato de mantener el contacto porque hay amistades ya construidas. Tampoco puedo negar que Facebook (gran herramienta de integración) nos mantiene cerca más allá de la literatura. Gracias a Los Noveles tengo dónde dormir en varias ciudades del mundo, es increíble, y siempre hay alguien que me pide que lea un manuscrito o que opine sobre su más reciente publicación. Para mí los autores han estado en todo momento por encima de Los Noveles, sin ellos, honestamente, no habría revista después de diez años. Hay que pensar que ser escritor no paga bien y que lo mínimo que un autor espera es que lo traten con cordialidad. Es cierto que unos pocos, cuando se hicieron famosos y solicitados, dejaron de escribirme, pero supongo que también dejaron de escribirles a los novios o novias que tenían en la escuela secundaria, así que ya hace un tiempo me prometí no hacer una tormenta con ello.
JSM: En conjunto, ¿dirías, sin ambages, que ha merecido la pena?
SL: Claro que sí. Es una de las cosas más bellas que he hecho en mi vida. Yo tengo la dicha de poder ir a librerías de distintos países y decir: “a este persona la publiqué cuando nadie conocía su nombre”, y conforme pasa el tiempo me sucede con más frecuencia. Sin contar, desde luego, que las cinco antologías que he preparado y que he podido publicar en formato tradicional son producto no sólo de mis relaciones sino de todo lo que aprendí con Los Noveles.
JSM: Cómo ves el estado de las revistas de ficción en Internet. ¿Es un buen momento, en tu opinión?
SL: Yo creo que el buen momento lo fabrica uno mismo. Los Noveles, por ejemplo, empezó cuando la Web era 1.0 (y cuando no sabíamos que habría una versión 2.0 o 3.0), y en esa época en verdad había que instruirse en algunas cosas para hacerlo decentemente. Ahora hay plantillas listas, themes, y ni siquiera es necesario aprender a manejar un programa como DreamWeaver. En ese sentido, el logístico, todo es más llevadero. Yo he visto crecer esta revista: HermanoCerdo, y recuerdo cuando Mauricio Salvador enviaba un pdf por correo electrónico. También recuerdo haber publicado los cuentos de Mauricio en Los Noveles hace varios años. Como te comentaba anteriormente, lo importante para trascender son las ganas. Mientras haya ganas de hacer un buen trabajo, habrá buenas revistas digitales. El espíritu de una época, valga la redundancia, depende precisamente del espíritu. Me parece que en la actualidad hay muchos proyectos valiosos, y no sólo se dedican a la escritura creativa sino también a la crítica, a la entrevista, al debate en torno a la literatura y la edición. Estamos a salvo y en buenas manos.
JSM: Qué proyectos tienes ahora para el futuro, ¿podrías adelantarnos algo?
SL Por ahora pienso continuar con mi columna de entrevistas en Koult.es [1. Desde mayo de 2010, Salvador Luis tiene una columna en la revista Koult que lleva por nombre «Situaciones incómodas» –aquí– en la que somete a escritores de todo el ámbito del español, de uno y otro lado del atlántico, a un cuestionario simpático e irreverente, alejado de las típicas formas de entrevista periodística formal], que es algo que me divierte mucho, también seguiré preparando antologías de ficción (habrá dos nuevas el próximo año) [2. Como editor, Salvador Luis ha preparado antologías tales como El Arca. Bestiario y ficciones de 31 narradores hispanoamericanos (Sangría Editora, 2007; La Buena Vida Ediciones, 2008), Asamblea portátil. Muestrario de narradores iberoamericanos (Casatomada, 2009), La Banda de los Corazones Sucios. Antología del cuento villano (Ed. El Cuervo, 2010; Ed. Baladí, 2010) y La condición pornográfica. Ficciones iberoamericanas de contenido pernicioso (Ed. El Cuervo, 2011). Actualmente prepara una antología colectiva de ensayos sobre la obra del novelista Mario Bellatin] y cumpliré con algunos asuntos pendientes de mi carrera de autor [3. Salvador Luis es autor de los volúmenes Miscelánea o el libro geminiano (Los Underdogs, 2006), Rock duro y metal pesado (Los Underdogs, 2006) y Zeppelin (Ed. Casatomada, 2009)], ya que mi nueva nouvelle se publicará en 2012. Después de eso volveré a las filas de la edición digital, tengo un pequeño proyecto en mente. En realidad se trata del mismo espíritu de Los Noveles, pero es un poco distinto: lo que pasa es que ya no soy un muchacho de 23 años y se supone, dicen, que uno se hace más sabio con el tiempo. Estoy contando con esa sabiduría.
es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.
me parece muy agradable la revista y desearía recibir lectura que cuestione la existencia humana, también me recuerda la revista ORSAI,UN FUERTE SALUDO……….
Gracias por tus palabras, miguel
ojalá te sigamos viendo por aquí.
Un abrazo de los miembros de HC.
J.S. de Montfort