El speed dating para escritores (que yo sepa) se había probado con cierta cautela el año pasado en el Festival de la Palabra de Valladolid –aquí-. Entonces pensé: bueno, una cosa curiosa.
Pero cuál ha sido mi sorpresa al descubrir que el Festival Eñe de este año 2011, y que se celebrará en Madrid los días 11 y 12 de Noviembre, ha incluido en su programación un evento de similares características.
Para desmarcarse del concepto 7×7 de las citas románticas que se puso de moda en Nueva York hace unos años, le han cambiado el nombre y lo llaman (Seis) Editores en busca de autor –aquí-, pues lo pueden encuadrar así en una variación literaria del título clásico de Luigi Pirandello Seis personajes en busca de autor.
De momento solamente tienen cuatro editoriales confirmadas (Lengua de Trapo, Alfabia, Musa a las 9 y Libros del K.O.).
En fin, claro que no se trata de una cosa nueva, pues lo vienen usando regularmente los creativos de publicidad y el diseño gráfico. En la variante de 7×7 –aquí, por ejemplo- o en la variante de comida de negocios –aquí, por ejemplo-.
Lo inaudito -para mí- es que este campo perverso del networking de la publicidad y el marketing colonice de una manera tan descarada el ámbito de lo literario.
La idea de (Seis) Editores en busca de autor es que los autores emergentes o noveles manden una sinopsis de no más de cinco líneas (al loro, una sinopsis, siquiera un primer capítulo o un relato o un cacho de novela, no, no: una sinopsis) de un proyecto de novela con el título provisional del manuscrito y la editorial que el autor cree podría seleccionar el proyecto para su catálogo.
Cada editorial elegirá tres proyectos y, en el marco del festival, los autores tendrán que venderles dichos proyectos a las editoriales.
Según parece, los autores -encima- deberán pagar el abono del festival para poder asistir a ese encuentro con sus potenciales editores.
es autor del libro de relatos Fin de fiestas (Suburbano, 2014), además de crítico literario y miembro de la AECL (Asociación Española de Críticos Literarios). Escribe sobre arte y cultura para diferentes medios impresos y digitales. Forma parte del equipo editorial de Hermano Cerdo.
Es increíble, ¿no? El colmo de la explotación. Una vergüenza, que les hagan pagar el abono. El otro día me encontré esta pieza por casualidad, que en cierto modo resulta apropiada a esta nota tuya, J.S.:
monkeybicycle.net/form-rejection-database-letter-s-entries/
Va un abrazo,
Jorge
Jorge,
he de reconocer que no se dice explícitamente, que tengan que pagar el abono, pero esa es la impresión que a mí me da. Y viendo el carácter comercial de todo el asunto, supongo que así será, caso contrario, cuál es la gracia del tema, ¿o es que se hace con público?
Curioso el enlace.
Un abrazo.
J.S.
Valga decir que en el mundo de los publicistas sí se paga para acudir a estos encuentros.
Yo tengo la impresión que harán pagar a todo el mundo el abono y desvelarán «in situ» los tres elegidos por cada editorial de entre las tropecientas propuestas recibidas, cuyos tropecientos propietarios se hallarán presentes con un nudo en la garganta (y después de haber pagado todos ellos el abono, claro).
No en vano, el Premio cosecha Eñe se desvela también durante el festival. Se suelen presentar unos 2000 relatos. Cuenta con que el 15% vivan en Madrid o aledaños; ahora echa tú mismo las cuentas de abonos vendidos.
Capitalismo emocional se llama eso.
Un abrazo.
J.S.
¿Y no te parece que basarte en tu impresión para criticar el acto viene a ser lo mismo que denuncias de los críticos literarios en tu otro artículo, es decir, valerte de la intuición como argumento?
Además ha hecho falta un comentario para que nos expliques que en realidad no se sabe si los autores tienen que pagar o no… es tu impresión.
No obstante tienes razón en que es ridículo que los editores se dediquen a hacer el paripé escuchando propuestas literarias de un minuto como si fuesen best-sellers para culturetas en vez de dedicarse a leer las novelas en sí.
Saludos
Estimado Borja,
cierto que se trata de aventurar un modo de proceder en el caso de la Revista Eñe, pero no se basa en una impresión, se basa en el tipo de prácticas que vienen realizando desde largo tiempo atrás, es decir, es una constatación. Siento haberme expresado impropiamente en los comentarios(queda tachada mi opinión para evitar futuros equívocos).
De todos modos no creo que tenga nada que ver con el proceder de cierta crítica literaria.
Gracias por tu comentario y por leer HC.
Saludos.
J.S. de Montfort
Yo diría que has puesto un dedo – bien rebozado en sal – en la llaga de esta cuestión. Independientemente de si les cobran o no por entrar al festival, es ciertamente sonrojante (y creo que estoy siendo benévolo) que los editores se presten a esos espectáculos esperpénticos en vez de leer los manuscritos completos. Al mundillo editorial le vendría muy bien un escoba. La cuestión es: ¿quién se hace cargo de la limpieza?
El crítico español Ignacio Echevarría en su columna semanal del suplemento El Cultural del periódico El Mundo, habla precisamente esta semana de los festivales, en un artículo titulado «Literatura caracola» [14-10-2011] y dice cosas como esta:
«Resulta intrigante la fortuna de que goza este tipo de eventos. Pareciera que, conforme se compran y leen menos libros, aumenta, paradójicamente, la concurrencia en aquellos lugares en que la literatura se escenifica. Es como si la experiencia literaria ya no se viera necesitada de pasar por los libros, por los textos, por la lectura, y bastara con el contacto con los autores, con la asistencia a charlas, mesas redondas, recitales, monerías, con participar en foros de internet.
Los autores, por su parte, invierten cada vez menos tiempo en escribir sus propias obras y más en comparecer en toda suerte de ruedos y pasarelas, en redactar su propio blog, en replicar a los internautas, en participar en numeritos de todo tipo.»
El texto íntegro se puede consultar aquí:
http://www.elcultural.es/version_papel/OPINION/29887/Literatura_caracola
Saludos
J. S. de Montfort
P.D. Ojalá la edición digital traiga la tan anhelada limpieza y aparezcan nuevos editores, entusiastas, serios y comprometidos con la calidad literaria.